Europa: Publican la lista de ciudades que más invierten en la calidad del aire. Madrid y Barcelona, a la cola
Varias organizaciones medioambientales han hecho una clasificación para ver que ciudades de las 23 más importantes de Europa han trabajado para que el aire que respiran sus habitantes sea de la mejor calidad posible.
En el ranking Zurich o Viena son las que figuran en las mejores posiciones, al contrario de Lisboa o Luxemburgo.
Esta lista (http://www.sootfreecities.eu/) forma parte de un una campaña que trabaja en favorecer la calidad del aire de ciudades europeas para que la salud de sus habitantes se beneficie.
La idea es mostrar que las ciudades pueden hacer esfuerzos para que esto suceda.
Sobre todo la clasificación se centra en los esfuerzos que han hecho algunas ciudades para reducir la polución.
Cada urbe se ha analizado teniendo en cuenta nueve criterios. Han sido tan variados como: la promoción de utilizar la bicicleta hasta las explicaciones o anuncios que hacen al respecto acerca de la importancia de respirar un aire lo más limpio posible.
Arne Fellermann, uno de los miembros de Friends of the Earth Germany comenta:
“La lista que hemos hecho muestra las ciudades que en Europa más o menos lucharon por mantener los estándares de calidad del aire de la Unión Europea.
El 90% de los europeos viven en ciudades que tienen altos índices de aire malsano
Copenhague, Estocolmo, Viena o Berlin tampoco van a respetar los límites de la Unión Europea en los próximos dos años. Zurich ha progresado”
Louise Duprez, portavoz de la oficina europea de Medio Ambiente explica que “las ciudades pueden hacer muchos más esfuerzos para mejorar la calidad del aire pero que también se exponen a polución que no pueden controlar. Muchas emisiones que vienen de fuera de las ciudades, como las emisiones producidas por la agricultura o la industria.
La Unión Europe debería ser más ambiciosa si no quiere que se repita lo que ha pasado los últimos días, las nubes tóxicas.”
Madrid y Barcelona, a la cola
Madrid y Barcelona, las dos grandes urbes españolas, están a la cola de las ciudades europeas en cuanto a la lucha contra la contaminación del aire que respiran sus ciudadanos. Ambas salen mal paradas en el ranking Sootfree de la Oficina Europea del Medio Ambiente que evalúa las medidas, política y logros que estas poblaciones acumulan durante cuatro años. Si en 2011 Madrid terminó octava, para este 2015, sus calificaciones la dejan en 18º lugar. La capital catalana ha sido evaluada por primera vez. Se ha quedado la 15ª.
Los análisis se fijan en una batería de variables relacionadas entre sí: cada población es mirada desde el éxito en la reducción de emisiones locales, la implantación de zonas de baja emisión y la prohibición de grandes contaminadores, el uso de incentivos económicos, la flota de coches municipales, las fuentes de contaminación distintas al transporte por carretera, la promoción del transporte público, del uso de la bicicleta, la política de tráfico y movilidad y la transparencia de información. Además, la Oficina pidió a los gobiernos municipales información concreta. No todas la facilitaron. Madrid no contestó al cuestionario de los ecologistas. Barcelona sí.
En el caso de Madrid, los esfuerzos se han quedado estancados. Según este examen, la mayoría de categorías están en situación parecida que en 2011. Pero los esfuerzos de otras capitales la han dejado en evidencia y de ahí la caída acusada. En este periplo, la ciudad gobernada por Alberto Ruiz-Gallardón y Ana Botella (PP) ha mostrado "poca acción aunque algún esfuerzo" en cuanto al recorte de emisiones, la creación de áreas con baja polución o las fuentes de contaminación no relacionadas con la carretera. El problema es que Madrid lleva desde 2010 sin cumplir con el límite legal establecido por la normativa europea en cuanto a las concentraciones de dióxido de nitrógeno cuyo origen está (en un 75%) en los motores de los vehículos, especialmente los diésel.
De hecho, en enero de este año, algunas estaciones medidoras de la ciudad ya se habían gastado el número de superaciones de este gas que la ley les permite para todo el año. El nitrogenazo, como lo bautizó la asociación Ecologistas en Acción, provocó que la alcaldesa Ana Botella s e excusara en las "muy altas exigencias de la Unión Europea" que son "muy difíciles de cumplir". El 1 de marzo entró en vigor el plan de restricción de tráfico según los niveles de contaminación que van desde la limitación de velocidad en las autovías de acceso y circunvalación a la prohibición de estacionamiento en la almendra central de la ciudad y la utilización de sólo la mitad de los automóviles.
Así que aunque el Bicimad (el alquiler de bicicletas), la red de metro y la flota de buses a gas compensan en alguna medida: con notas desde el "ni bien, ni mal" hasta el simple "bien", la ciudad ha perdido puntuación global y se queda en el 57,8%. Es un "suspenso", según los autores del estudio. En esta clasificación, sólo hay tres capitales por detrás de la española: Roma, Lisboa y Luxemburgo. Estas cuatro junto a Dublín y Glasgow son las que conforman el paquete de cola que no alcanzan el aprobado.
A Barcelona, el ranking le concede un "aprobado" pero por los pelos ya que pone la línea roja en el 60% y la ciudad catalana se clava en el 62%. Aunque en la mayoría de categorías se sitúa en la zona tibia, ni positiva ni negativa, sí se le llama la atención respecto al trazo de parcelas especialmente protegidas o la acción directa contra grandes contaminadores: "Demasiada poca accion", dicen los evaluadores. En enero pasado tuvo que activarse un protocolo especial (aprobado en septiembre de 2014) ante los datos disparados de polución tanto por el NO2 como por las partículas microscópicas (PM) que ennegrecían la atmósfera barcelonesa.
Barcelona comparte situación con la italiana Milán y está cerca, sin alcanzar, los esfuerzos de Lión y Bruselas. La capital belga, sin embargo, ha crecido un 6,8% y ha abandonado así el grupo de las que no llegaban a los mínimos.
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